¿Por qué las personas que viven en zonas rurales están menos conectadas?

Una brecha digital aún muy arraigada

En Afrique, l’écart entre les zones urbaines et rurales en matière de connectivité ne cesse de creuser des inégalités profondesntre las zonas urbanas y rurales sigue ampliándose. Mientras que las grandes ciudades se benefician de inversiones constantes en infraestructuras digitales, las zonas rurales permanecen en gran medida al margen de esta transformación. Esta disparidad se refleja en las cifras: en 2023, los habitantes de zonas rurales tenían un 29 % menos de probabilidades de utilizar Internet móvil en comparación con los residentes urbanos, según el Informe sobre la conectividad móvil de​ GSMA .

Esta diferencia no se limita solo a la cobertura de red. También implica un acceso limitado a equipos (como teléfonos inteligentes o computadoras), una oferta de servicios digitales menos desarrollada y, con frecuencia, infraestructuras energéticas deficientes que dificultan —cuando no imposibilitan— la conectividad.

Costes de acceso que desfavorecen a las zonas rurales

Uno de los principales obstáculos es el precio de la conectividad. En las ciudades, las ofertas son más variadas, los proveedores más numerosos y los precios más competitivos. En las zonas rurales, sin embargo, donde la competencia es escasa, los costos siguen siendo elevados. LaAlliance for Affordable Internet (A4AI) informó que en 2023, en varios países africanos, el precio de 1 GB de datos móviles aún superaba el 2 % del ingreso mensual promedio, un umbral considerado como el máximo aceptable para garantizar un acceso equitativo a Internet.

Este costo adicional dificulta el uso regular de Internet para muchas familias rurales y crea un círculo vicioso: menos usuarios significa menos inversiones en infraestructura, lo cual perpetúa la exclusión.

Un impacto concreto en la educación y el empleo

La falta de conectividad en las zonas rurales no es solo una limitación técnica: tiene repercusiones directas en el futuro de millones de personas. En el ámbito educativo, por ejemplo, la brecha es alarmante. En África Occidental y Central, solo el 5 % de los ninos tienen acceso a Internet en casa, frente a una media mundial del 33 %. Esta falta de acceso limita las oportunidades de aprendizaje en línea, priva a los docentes de recursos digitales y agrava la desigualdad entre alumnos urbanos y rurales.

En el plano económico, la brecha digital también frena el desarrollo de los negocios locales. La agricultura, un sector clave en las zonas rurales, podría beneficiarse enormemente de las tecnologías digitales, mediante el acceso a información sobre precios de mercado, condiciones meteorológicas y formación técnica. Pero, en ausencia de una conexión fiable a la red, estas oportunidades siguen estando fuera de alcance. La FAO estima que las herramientas digitales podrían aumentar considerablemente la productividad agrícola, pero su implementación sigue siendo marginal debido a la falta de infraestructuras en las regiones remotas.

¿Estamos avanzando hacia un cierre de la brecha?

Existen iniciativas tanto locales como continentales para reducir esta brecha.La Union Africana, a través de su Agenda 2063,, aspira a garantizar un acceso más equitativo a Internet mediante el desarrollo de infraestructuras digitales inclusivas y sostenibles, también en zonas rurales. Sin embargo, los avances siguen siendo lentos y requieren un mayor compromiso por parte de los Estados, las empresas tecnológicas y los socios internacionales.

Conclusión

En resumen, la brecha de conectividad entre zonas urbanas y rurales no es solo una cuestión de cobertura de red. Refleja un conjunto de desigualdades económicas, sociales y educativas que frenan el desarrollo de millones de africanos que viven fuera de los centros urbanos. Superar esta brecha no será únicamente un avance tecnológico, sino un factor clave para lograr un crecimiento inclusivo, sostenible y equitativo en el continente.

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