¿Cómo afecta la brecha entre las zonas rurales y urbanas a la conectividad?

Una verdadera brecha numérica entre ciudades y zonas rurales

En África, el contraste entre la conectividad en zonas urbanas y rurales es impactante Mientras que las ciudades se benefician de infraestructuras digitales modernas —fibra óptica, red 4G, estaciones Wi-Fi o múltiples proveedores de acceso—, las zonas rurales siguen quedando al margen. Esta desigualdad genera una brecha digital que afecta directamente las condiciones de vida, el acceso a la información y las oportunidades socioeconómicas de las poblaciones rurales.

Segun un estudio de Yenkasa Africa (2022)
, solo el 23 % de los habitantes en zonas rurales del África subsahariana tienen acceso a Internet, frente al 51 % en las zonas urbanas. 

Falta de infraestructura o costes demasiado elevados

El despliegue de Internet en las zonas rurales se ve frenado principalmente por la falta de infraestructuras. Instalar antenas de relevo, tender cables o mantener equipos en regiones remotas resulta costoso. Para los operadores de telecomunicaciones, el retorno de inversión es bajo, debido a la menor densidad de población y a los ingresos más reducidos. Como consecuencia, muchos pueblos siguen sin red o dependen de conexiones lentas e inestables.   

Y cuando la conexión existe, suele costar demasiado en relación con los ingresos locales. En algunas zonas rurales, una suscripción mensual puede representar entre el 20 % y el 30 % del ingreso mensual, lo que hace que el acceso a Internet sea simplemente inaccesible para muchas personas (Alliance for Affordable Internet, 2023).


Oportunidades perdidas para la educación, la agricultura y la economía local

Esta falta de conectividad priva a millones de personas de servicios y oportunidades fundamentales. En el ámbito educativo, muchos jóvenes en zonas rurales no tienen acceso a recursos digitales ni a clases en línea. Además, los docentes están limitados en su acceso a formación continua o a contenidos pedagógicos actualizados.

En el ámbito agrícola, la falta de Internet implica que un agricultor no puede consultar el pronóstico del clima, seguir la evolución de los precios del mercado o recibir consejos técnicos a través de plataformas digitales. Esto representa una pérdida directa de productividad e ingresos.

Desde una perspectiva económica, la falta de conexión limita el desarrollo de pequeñas empresas locales, que podrían digitalizar sus servicios, vender por Internet o acceder a herramientas de gestión y financiación digital.

¿Qué soluciones existen frente a este desequilibrio?

Para cerrar esta brecha, han surgido varias iniciativas. La Unión Africana ha fijado un objetivo ambicioso: conectar al 80 % de la población para 2030, gracias a estrategias híbridas que combinan Internet fuera de línea, satélites y redes comunitarias (AP News, 2022).

Algunas empresas locales también están desarrollando soluciones adaptadas a las realidades rurales, como cajas de contenido digital utilizables sin conexión a Internet (por ejemplo, DataCup), o repetidores Wi-Fi portátiles. Las ONG y fundaciones, como Zuri Foundation o iSchool Africa, también trabajan para dotar a las escuelas rurales de contenido educativo digital y equipos adecuados.

Cerrar la brecha digital para una inclusión real

La brecha entre las zonas urbanas y rurales no es solo una cuestión de infraestructura: es una cuestión de acceso equitativo al conocimiento, a las oportunidades y a la participación en la economía digital. Sin políticas proactivas e inclusivas, millones de personas seguirán quedando al margen de un mundo cada vez más conectado.


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